Europa League | Real Betis y Bayer Leverkusen se condenan al empate

Por Juan C. Navarro
3 min.
Nabil Fekir conduce el balón en presencia de Moussa Diaby @Maxppp

El Real Betis no pudo pasar del empate ante el Bayer Leverkusen en un partido marcado por la endeblez defensiva de ambas zagas y la total y absoluta falta de precisión de los atacantes. Aunque la pelea por el liderato seguirá su curso, las dos escuadras caminan ya con paso firme hacia la siguiente ronda.

La Europa League se ha convertido en una especie de maestro para el Real Betis. En la primera jornada, ante el Celtic Glasgow, los verdiblancos aprendieron que los partidos hay que tomárselos en serio desde el pitido inicial. Y en la segunda, frente al modesto Ferencváros, que no conviene conformarse con un marcador corto.

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Con, en teoría, este par de lecciones bien asimiladas, el conjunto español encaró su tercer examen europeo. Sin duda, el más difícil. Ante un rival trabajado, talentoso y en un estado de forma óptimo. Y con el liderato y la posibilidad de dejar encarrilado su pase a dieciseisavos en juego. Casi nada.

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Como cabía esperar, el Bayer Leverkusen fue desde el primer segundo un oponente incómodo. Consciente de que el peligro local suele nacer de las botas de su zona de tres cuartos, Gerardo Seoane apostó por aislar a Nabil Fekir y Joaquín y por obligar a correr más riesgos a otros jugadores con menos talento. Su táctica funcionó a la perfección, ya que durante muchos minutos los andaluces sufrieron de lo lindo para alcanzar zonas de peligro.

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Afortunadamente para los béticos, los atacantes germanos no estuvieron nada acertados en los metros finales. Aunque tiraron de velocidad y verticalidad y desnudaron en varias ocasiones a la zaga local, todas sus acciones murieron con remates más bien imprecisos que, para colmo, se toparon o con Claudio Bravo o con la madera.

Superada esta primera fase, y a medida que las marcas se fueron relajando, el Betis comenzó a asomarse al área rival con algo más de frecuencia. De hecho, tampoco habría sido extraño que los sevillanos hubiesen alcanzado el descanso con ventaja, pero ni Borja Iglesias ni Aitor Ruibal fueron capaces de cambiar un marcador que bien podría haberse ido a la pausa con, por ejemplo, un llamativo empate a dos.

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Goles por casualidad

Tras el paso por vestuarios, el partido nació más o menos con la misma sensación de igualdad que habían dejado los últimos minutos del primer acto. Eso sí, con la entrada en escena de Diego Lainez y Álex Moreno -en sustitución de los desbordados Joaquín y Juan Miranda-, los locales ganaron en profundidad y creatividad y comenzaron a molestar con más asiduidad a una zaga germana que tampoco dio en ningún momento la sensación de encontrarse cómoda sobre el verde.

Pese al manifiesto interés de unos y otros, y aunque las defensas seguían concediendo enormes facilidades, el choque fue avanzando hacia su fase final sin grandes ocasiones que reseñar. De hecho, el tanto que abrió el marcador llegó en una acción más bien pobre, tras un mal golpeo de falta de Sergio Canales que Jeremie Frimpong golpeó con la mano de forma casi ridícula. El árbitro, después de consultar el VAR, decretó el pertinente penalti y Borja Iglesias subió el 1-0 al luminoso (75').

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Para dar continuidad al guion, el empate también fue hijo de otra jugada para el olvido. Tras despejar sin mucha fe un balón suelto, William Carvalho fue a tapar también con escasa ambición el disparo lejano de Robert Andrich y convirtió un tiro flojo y mal colocado en un balón imparable para Bravo (82').

En realidad, visto lo visto, el empate se antojaba como el resultado más justo. Por méritos y deméritos. Porque cuando se defiende con tan poco músculo y se ataca con tan poca precisión, lo normal es que ningún equipo logre llevarse los tres puntos. Sea como fuere, estas tablas dejan el grupo como estaba, con ambos equipos igualados en lo alto del Grupo G y con el primer puesto aún lejos de quedar definido.

Y por cierto, si el Betis debe extraer alguna lección de este encuentro, éstas deben girar en torno a la necesidad de mejorar su fortaleza defensiva y su precisión de cara a puerta. Dos duras materias.

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