Bundesliga

Vincent Kompany aprueba en su primer año

Se van a cumplir 365 días del anuncio de Vincent Kompany como entrenador del Bayern de Múnich y pese a solo haber ganado la Bundesliga, los alemanes han conseguido asentar las bases de un proyecto muy prometedor.

Por Pablo de la Fuente
5 min.
Vincent Kompany dirigiendo al Bayern de Múnich @Maxppp

En un club como el Bayern de Múnich, acostumbrado a establecer proyectos a medio plazo (raro en el fútbol de hoy en día), en los que el entrenador suele tener un tiempo razonable para demostrar sus habilidades, fue raro que apostaran en su día por un Thomas Tuchel que encarna a la perfección la definición de make or break, o traducido al castellano, puerta grande o enfermería.

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Se entiende que el despido fulminante de Julian Naglesmann en ese marzo de 2023 tampoco les dejó muchas más opciones sobre la mesa para intentar aprovechar una temporada en la que aún estaban vivos en Champions League (acabarían perdiendo en cuartos de final contra el Manchester City), pero de la misma manera nadie se vio sorprendido cuando Tuchel no siguió en julio de 2024.

Tras este periodo de inestabilidad post Flick, el pasado verano llegó el momento de volver a la fórmula que tradicionalmente ha empleado el campeón alemán, trazando un plan a mínimo dos-tres años vista, para el cual recurrieron al consejo de uno de los técnicos que más hizo disfrutar al Allianz Arena en la época reciente, nada más y nada menos que Pep Guardiola.

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Con el aval del de Sampedor en el bolsillo, la reputación de Kompany se elevó considerablemente, teniendo en cuenta que sus únicas experiencias se habían dado en el Burnley (ascendiendo a la Premier League para inmediatamente después descender) y en el Anderlecht belga, y en la directiva muniquesa decidieron apostar por su figura.

Un Bayern vertical y con extremos

Consciente de la idiosincrasia de un Bayern que siempre ha solido practicar un juego vertical basado en gran medida en la capacidad de sus extremos para generar ocasiones de peligro a partir del desequilibrio en el uno contra uno, Kompany siguió empleando el 4-2-3-1 que utilizaba en el Burnley y pidió a Michel Olise como arma para herir a los rivales desde ambas bandas.

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Consecuentemente, esta temporada se ha podido ver a un Bayern muy reconocible en casi todos sus partidos que ha recuperado el trono de la Bundesliga, pero que cayó inesperadamente en la DFB Pokal contra el Saarbrücken y acabó perdiendo contra el Inter en cuartos de final de Champions League, pese a que dio la cara en ambos partidos.

Con las bases de su ideología ya asentadas, los buenos (pero insuficientes) resultados de este primer año no servirán y la exigencia será máxima, acorde con la dimensión de la institución a la que representa. Para saciar estas expectativas, lo natural sería que Kompany pidiera al menos dos refuerzos en el centro de la zaga, donde solo puede contar de manera fiable con Kim Min-Jae, ya que Eric Dier se marcha al Mónaco, las lesiones no han dejado probarse a Ito, y Upamecano alterna actuaciones espectaculares con errores grotescos.

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