La crisis de resultados del equipo, las dudas en la planificación, los errores en todos los ámbitos y el caso de las redes sociales pusieron en jaque al presidente culé. La crisis del coronavirus le da una tregua inesperada, si bien el asunto del ERTE también ha traído cola.
Pañuelos, alguna pancarta, pitos… La imagen del Camp Nou en los últimos encuentros (qué lejanos parecen ahora) evidenciaba un gran descontento de muchos socios del FC Barcelona. Solamente la inspiración de Lionel Messi aplacaba los ánimos y a él se encomendaban los seguidores culés para salvar el curso.
Ahora las preocupaciones son otras en el cuadro azulgrana y el resto de equipos. Las prioridades han cambiado, nadie sabe qué sucederá con la Liga o la Champions League o si se acabará el curso. Pero como les venimos informando puntualmente, la planificación de la escuadra catalana para el siguiente ejercicio está en marcha… y ya nadie habla de un adelanto electoral para acabar antes con el mandato de Josep Maria Bartomeu.
La coyuntura social ha dado margen al presidente azulgrana, también al proyecto de Quique Setién, sobre el que hay muchas incertidumbres. También se ha olvidado en cierto modo la polémica de la empresa contratada por el club para redes sociales y que pretendía lavar la imagen del presidente a costa de dañar la de jugadores o ex miembros del club. En marcha había una auditoría interna sobre ese asunto…
En cualquier caso todo está un poco en el aire, a la espera de saber principalmente cómo se resuelve el curso y cuándo se produce la tan ansiada vuelta a la normalidad. No obstante, lo sucedido estos días con el ERTE ha puesto de manifiesto una vez más la brecha entre vestuario y directiva.
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