La eterna reconstrucción del Manchester United

Pasan las temporadas, los entrenadores y también los jugadores, y la situación en el Manchester United sigue siendo igual de mala, o mejor dicho, empeora cada año, ya que en la directiva mancuniana no son capaces de apostar por un técnico a largo plazo, y la crisis es de tal magnitud que se lleva por delante a cualquier personalidad en el futuro cercano.

Tras la salida de Jose Mourinho en la temporada 2017-2018, no se ha vuelto a superar la barrera de los 80 puntos en Premier League, y aunque ahora parece que la era Solskjaer no fue tan mala (un segundo puesto, un tercer puesto y un sexto puesto), lo cierto es que los planteamientos reactivos del técnico sueco no iban acorde con una institución como el Manchester United, y aunque la clasificación pareciera señalar lo contrario, la realidad es que el equipo estaba a años luz de realmente poder levantar el título liguero.

Teniendo claro que el proyecto se debía reconstruir desde cero (y tras el periodo de transición de Ralf Rangnick), se apostó por darle los mandos a Erik ten Hag, para que desarrollara el fútbol preciosista que enamoró a Europa con el Ájax en 2019, y solo dos años después de su nombramiento, el neerlandés, al que condenaron los altos precios que se pagaron por hombres de su confianza que no acabaron rindiendo, se le puso en la calle.

Por poner en contexto, Sir Alex Ferguson, leyenda absoluta de la entidad habiendo ganado 13 Premier Leagues, no levantó la primera hasta su sexto año, y no tocó metal hasta su segundo (una FA Cup), algo que ten Hag también replicó. Su tercer lugar en la 2022-2023 y su octavo puesto en la 2023-2024 no le sirvieron para mantenerse en Old Trafford.

Nueva apuesta, mismo resultado

Ya con Sir Jim Ratcliffe en la directiva, tras el cese de ten Hag se apostó por Rúben Amorim, un entrenador de corte bastante distinto a Erik, en una decisión que demuestra la incoherencia general del club respecto a sus apuestas, pero que en este caso concreto puede tener un pase, debido a que Ratcliffe no había tenido nada que ver con la contratación de ten Hag.

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Sin embargo, a Amorim no le ha ido precisamente mejor que a su predecesor, situándose decimosexto clasificado en la tabla de la liga inglesa, un resultado que no se veía desde la época pre-Ferguson. Si entrenadores eminentemente distintos encuentran tantas trabas para triunfar en la parte roja de Manchester, igual el foco debería apuntar a otro lugar.

Desde que el portugués aterrizara en Inglaterra, ha optado por reducir posibles daños, cargando aún con la herencia de ten Hag, jugando a que pasaran pocas cosas y llegara el primer verano en el que va a tener vía libre de verdad para conformar su plantilla. En invierno ya llegó alguna pieza de su confianza, como Patrick Dorgu, y en el mercado estival la limpia debe ser considerable para que si fracasa, fracase con su propuesta y sea justo juzgarle.