La intermitencia de Phil Foden

De todos los jóvenes talentosos que ha sacado Inglaterra en los últimos años, Phil Foden es la joya de la corona, y como tal, hace dos temporadas consiguió ser el mejor jugador de la Premier League anotando 20 goles desde la posición de centrocampista y rayando un nivel altísimo en el último título del Manchester City antes de la decadencia de la temporada 24 25.

Phil llevaba insinuando ese potencial muchos años, pero escorado a la banda derecha o izquierda no terminaba de plasmar en el campo lo que dibujaba en nuestra imaginación, y fue jugando por dentro donde encontró su mejor rendimiento, siendo un arma temible en el equipo de Guardiola, como se demostró con aquel golazo en el Santiago Bernabéu poniendo el balón en la escuadra.

A partir de entonces lo más difícil ya estaba hecho, Foden parecía una de las caras de la Premier League, pero la campaña pasada, en la línea de todos sus compañeros, firmó un curso muy decepcionante, marcado por las lesiones y la poca continuidad sobre el césped, por lo que a partir de agosto tiene que volver a recorrer el camino que ya había hecho para certificarse como la estrella que apunta a llegar a ser.

El hueco de Foden está por dentro

En este Mundial de Clubes Pep Guardiola parece tener clara su posición. Tras la marcha de Kevin de Bruyne al Nápoles, y pese al fichaje de Tijani Reijnders, el jugador que tiene que adoptar el papel dominante en el centro del campo es Foden. Es demasiado bueno para limitarle a una banda y Pep es consciente de ello, por lo que planea entregarle las llaves del equipo ahora que ha llegado su momento.

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Con el Mundial de Estados Unidos en el horizonte, Foden debe convencer durante el próximo año a Thomas Tuchel de que es él quien debe ser la pieza alrededor de la cual gire la selección de Inglaterra en la mediapunta, y no Cole Palmer, una vez que ya se ha decidido que la posición de Bellingham sea la de interior. El talento en tres cuartos de la campeona del mundo en el 66 es abrumador y no todos los jugadores tienen cabida en su mejor ubicación.

A sus veinticinco años, a Foden le ha llegado el momento que lleva esperando desde que debutó en el primer equipo, el de tomar las riendas de uno de los grandes del país con todas las consecuencias. Ya no va a estar protegido por otros grandes astros, ya no va a evitar ser señalado cuando se pierda y esa es la responsabilidad con la que ha de cargar un talento de sus dimensiones.